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Creación de empresa

¿Cómo montar una franquicia?

Publicado por Francisco Aranda Jiménez el diciembre 10, 2024

¿Cómo montar una franquicia?

Montar una franquicia es una opción atractiva para emprendedores que buscan minimizar riesgos al iniciar un negocio. Para entender cómo montar una franquicia, es fundamental seguir una serie de pasos que te guiarán hacia el éxito. El primer paso es realizar una investigación de mercado exhaustiva para identificar oportunidades y analizar la demanda en tu área de interés. Luego, deberás centrarte en la elección de la franquicia adecuada, evaluando opciones alineadas con tus objetivos y capacidades. A partir de ahí, el siguiente paso es contactar con el franquiciador para obtener toda la información sobre la operación. También es crucial una revisión detallada del contrato de franquicia para entender tus derechos y obligaciones.

Además, debes cumplir con los requisitos financieros, que incluyen el pago inicial y los fondos para operar el negocio. Una vez gestionada esta parte, la selección del local es otro punto vital para el éxito. Otro detalle a tener en cuenta es que en España es necesario realizar el registro de la franquicia antes de abrir el negocio oficialmente.

Finalmente, llega el momento de la inauguración y las operaciones iniciales, donde pondrás en marcha todo lo aprendido y comenzará la verdadera aventura empresarial.

Dado que todos estos trámites pueden resultar complicados o tediosos, siempre puedes contratar nuestros servicios para crear una empresa online.

1. ¿Qué es una franquicia?

Una franquicia es un modelo de negocio en el que una empresa (el franquiciador) concede a otra persona o entidad (el franquiciado) el derecho de usar su marca comercial, productos, servicios, y métodos operativos a cambio de ciertas contraprestaciones económicas. Este sistema permite que el franquiciado opere bajo el mismo formato que la empresa original, aprovechando el reconocimiento de la marca y el modelo de negocio previamente probado.

El franquiciador es la empresa o persona que posee los derechos sobre la marca, el concepto de negocio y el sistema operativo. Su responsabilidad es proporcionar al franquiciado los manuales, la formación, el apoyo técnico y, en muchos casos, la publicidad. El franquiciador también se encarga de velar por la uniformidad y calidad en la red de franquicias. Es decir, entre sus responsabilidades destacan la formación y la asistencia, la cesión de uso de marca y know-how, control de calidad, y la divulgación de información precontractual como la previsión de rentabilidad.

Por otro lado, el franquiciado es el emprendedor o entidad que adquiere el derecho de explotar la franquicia en una zona determinada, pagando por ello diversas contraprestaciones, como un canon inicial y royalties (pagos periódicos basados en las ventas). El franquiciado se compromete a operar el negocio siguiendo las directrices establecidas por el franquiciador para mantener la coherencia en toda la red de franquicias. Es decir, entre sus responsabilidades se encuentran el pago de cánones y royalties, el cumplimiento del modelo de negocio, la gestión operativa, o la protección de la marca.

En resumen, la franquicia permite a emprendedores explotar un negocio ya probado, mientras que el franquiciador expande su marca a nuevos mercados con menor inversión directa. Ambas partes se benefician de la relación, pero deben cumplir estrictamente con las obligaciones establecidas para garantizar el éxito y la uniformidad del modelo de negocio.

2. Pasos para montar una franquicia

Montar una franquicia en España es un proceso estructurado que implica varios pasos clave para asegurar que el negocio se implemente de manera exitosa. A continuación se detallan algunos puntos esenciales que se deben seguir:

1. Investigación de mercado

Antes de seleccionar una franquicia, es crucial realizar una investigación exhaustiva del mercado en el sector por el que se quiera optar. Este paso incluye: Analizar la competencia de la zona, la demanda local del producto o servicio que se quiera ofrecer, y evaluar las tendencias del sector en el tiempo y su proyección a futuro.

2. Elección de la franquicia adecuada

Una vez identificado el sector de interés, es momento de elegir la franquicia que mejor se adapte a las expectativas y posibilidades de cada cliente. Para ello es recomendable comparar varias franquicias dentro del mismo sector, revisar la reputación del franquiciador, y evaluar los productos y servicios de la franquicia.

3. Contacto con el franquiciador

Una vez elegida la franquicia, el siguiente paso es contactar al franquiciador para obtener más información. Para ello, lo ideal es solicitar el Dossier Informativo de la franquicia, donde se detallan aspectos como la inversión inicial, los requisitos, el soporte ofrecido y las proyecciones de rentabilidad. Es importante también organizar una reunión con el franquiciador para resolver dudas y tener una visión clara de la relación franquiciador-franquiciado.

4. Revisión del contrato de franquicia

La revisión del contrato es uno de los pasos más críticos, pues este documento regula los derechos y obligaciones de ambas partes. Se recomienda estudiar detalladamente el contrato, ya que este debe incluir la duración del contrato, las zonas de exclusividad, los royalties, las obligaciones de ambas partes y las cláusulas de rescisión.Es recomendable contratar los servicios legales de asesorías especializadas que cuentan con abogados propios como Afixcal, para que revise el contrato y asegure que no haya cláusulas abusivas o poco claras.

5. Requisitos financieros

Montar una franquicia implica una inversión inicial que puede variar según el tipo de negocio. Entre dichas cantidades, se incluyen el canon de entrada, la inversión en infraestructuras o los Royalties mensuales. Por estos motivos, es importante tener claras tus fuentes de financiación (ahorros, préstamos, ayudas) y analizar la rentabilidad y los plazos de retorno de la inversión.

6. Selección del local

La ubicación del local es otro factor decisivo en el éxito de la franquicia. En este sentido, se debe elegir una zona estratégica, con buena visibilidad, fácil acceso y que cuente con el público objetivo adecuado. Asimismo, el local debe cumplir con los requisitos del franquiciador en cuanto a tamaño, diseño y distribución. Por último, es importante recordar que en España es necesario obtener permisos municipales para operar el local, como las licencias de actividad, obras y aperturas.

7. Registro de la franquicia

Aunque en España no sea obligatorio registrar una franquicia ante un organismo específico, el franquiciador debe estar registrado en el Registro de Franquiciadores que mantiene el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Para ello, el franquiciador debe haber operado al menos dos años con éxito antes de franquiciar su modelo de negocio. A su vez, como franquiciado, no es necesario realizar un registro adicional, pero es recomendable consultar a las autoridades locales para cumplir con las normativas municipales y fiscales específicas.

8. Inauguración y operaciones iniciales

Tras haber completado los pasos anteriores, llegaría el momento de la inauguración, para el cual se recomienda organizar con el franquiciador una campaña de marketing para la apertura del local. También es importante asegurarse de que el equipo haya recibido la formación adecuada del franquiciador. Por último, durante los primeros meses, es importante ajustar cualquier aspecto operativo o de gestión para optimizar el funcionamiento del negocio.

En resumen, montar una franquicia en España es un proceso que requiere planificación, análisis y cumplimiento normativo. Involucra elegir cuidadosamente la franquicia, revisar contratos con ayuda legal, asegurar los fondos necesarios y seguir los requisitos del franquiciador para maximizar las posibilidades de éxito.

3. Costes de una crear una franquicia

Montar una franquicia implica varios costes que el franquiciado debe tener en cuenta antes de embarcarse en este modelo de negocio. Entre ellos destacan el Canon de entrada, los Royalties mensuales o anuales, los cánones de publicidad o marketing, los costes de adecuación del local, el inventario inicial, las licencias y permisos, y otros gastos operativos.

El canon de entrada es el pago inicial que el franquiciado hace al franquiciador por el derecho de utilizar su marca, modelo de negocio y el know-how. Los importes varían según el sector y la popularidad de la franquicia.

El Royalty mensual o anual es una tarifa periódica que el franquiciado paga al franquiciador, y puede estar basado en un porcentaje de las ventas brutas o ser una cantidad fija. Normalmente, el porcentaje de royalty suele oscilar entre el 4% y el 10% de las ventas, aunque en algunos casos puede ser más alto o incluso no existir si el franquiciador obtiene sus ingresos de otras vías (como la venta de productos a los franquiciados).

Muchas franquicias también requieren el pago de un canon de publicidad para financiar las campañas de marketing nacionales o locales. Este canon suele ser un porcentaje adicional de las ventas brutas, generalmente entre el 1% y el 5%. El franquiciador lo suele destinar a campañas publicitarias que benefician a toda la red de franquicias.

El franquiciado debe acondicionar el local para cumplir con los estándares de la marca, lo que puede implicar reformas importantes. Además del acondicionamiento, este gasto incluye el mobiliario y la decoración, o el equipamiento técnico y operativo.

El franquiciado también debe adquirir el inventario inicial para comenzar la operación del negocio, pues en muchas franquicias, los productos se deben comprar directamente al franquiciador o a proveedores autorizados.

Abrir una franquicia requiere obtener las licencias necesarias para operar legalmente (licencias de apertura, actividad, sanidad, etc.), y cuyo coste dependerá del tipo de negocio y de las normativas locales.

La apertura de la franquicia también conlleva otros gastos operativos, como el alquiler del local, los salarios, formación y gastos derivados del personal, o los propios suministros del local.

Por último, cabe destacar que se suele aconsejar disponer de un fondo de maniobra para los primeros meses, pues los beneficios pueden no llegar de inmediato con la apertura. Asimismo, algunas franquicias también requieren que el franquiciado pague por auditorías o controles periódicos para asegurar que se están cumpliendo los estándares operativos.

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4. Requisitos para abrir una franquicia

Abrir una franquicia en España requiere cumplir con varios requisitos legales y administrativos. Estos incluyen registrarse adecuadamente como empresario, cumplir con las normativas laborales y fiscales, y seguir las leyes tanto a nivel nacional como regional.

    1. Registro como empresario (Autónomo o Sociedad):

      Para operar una franquicia en España, debes estar registrado como una entidad legal, ya sea como autónomo o mediante la creación de una sociedad mercantil.

      Para gestionar la franquicia por cuenta propia o con pocos empleados, la opción más común es darse de alta como trabajador autónomo. Esto implica: registro en la Seguridad Social y en Hacienda, pago de la cuota de autónomos y presentación de impuestos (IVA, IRPF, etc.).

      Sin embargo, en caso de querer abrir una franquicia con varios empleados o si se va a gestionar por varios socios, lo más habitual es constituir una Sociedad Limitada (SL), implicando cuestiones relativas al capital social mínimo, la escritura pública ante notario, la inscripción en el Registro Mercantil, la obtención del CIF, o el registro en la Seguridad Social y Hacienda como empleador.

      Por lo tanto, la elección entre autónomo o sociedad depende del tamaño de la franquicia, el riesgo financiero y el número de empleados.

    2.  Cumplimiento de normativas locales y autonómicas

      Cada comunidad autónoma en España tiene sus propias normativas y requisitos para la apertura de negocios. Entre estos requisitos, los más comunes incluyen licencias de apertura y actividad, o la normativa de horarios comerciales.

    3. Cumplimiento de la Ley de Franquicias

      El Real Decreto 2485/1998 regula la actividad franquiciadora en España. En esencia, este establece que el franquiciador debe haber operado al menos dos años antes de poder franquiciar su modelo de negocio. También recoge la obligatoriedad de que el franquiciador proporcione al franquiciado toda la información necesaria antes de la firma del contrato, incluyendo: información financiera, un borrador del contrato, o detalles sobre la red de franquicias.

      Asimismo, se establece en su cuerpo que el franquiciador debe estar registrado en el Registro de Franquiciadores del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

    4. Contrato de Franquicia

      Otro requisito es el contrato de franquicia, un documento clave que regula la relación entre el franquiciador y el franquiciado. Aunque no tiene requisitos formales sobre el contenido, debe cumplir con la regulación del Código Civil y de la Ley de Defensa de la Competencia. Este contrato suele incluir:

      • Derechos y obligaciones de ambas partes.
      • Condiciones de uso de la marca y el know-how.
      • Canon de entrada, royalties, y cualquier otra contraprestación económica.
      • Cláusulas de rescisión y la duración del contrato.

      Es recomendable contar con asesorías como Afixcal, que cuentan con profesionales especializados para revisar los contratos antes de firmarlos.

    5.  Requisitos fiscales

      Una vez que la franquicia comience a operar, es imprescindible cumplir con sus obligaciones fiscales como cualquier otra empresa. Los impuestos más relevantes en este aspecto son el IVA, el IRPF o IS dependiendo de si se opera como autónomo o sociedad.

    6. Requisitos laborales

      Asimismo, si se opta por contratar empleados para la franquicia, es necesario también cumplir con las normativas laborales en cuanto a contratación, Seguridad Social, y prevención de riesgos laborales.En conclusión, montar una franquicia en España requiere cumplir con varios requisitos legales, desde la creación de una entidad legal (autónomo o sociedad) hasta la obtención de las licencias locales y cumplir con las obligaciones fiscales y laborales. Es crucial informarse bien de las normativas aplicables en la correspondiente comunidad autónoma y contar con el apoyo de profesionales legales y fiscales para asegurar que todo el proceso sea conforme a la legalidad y efectivo.

 

5. Tipos de franquicias

Las franquicias se pueden clasificar de varias maneras, principalmente según su actividad económica y la relación comercial entre el franquiciador y el franquiciado.

Conforme a esta clasificación según su actividad económica, estas pueden ser comerciales, de distribución, de producción, de servicios o industriales.

En la franquicia comercial, el franquiciado vende productos o servicios bajo la marca del franquiciador. El franquiciador proporciona el producto, la marca y la imagen comercial, mientras que el franquiciado se encarga de la venta directa al cliente final. Ejemplos de ello serían Zara en moda y retail, o McDonald’s en restauración.

Por otro lado, en el caso de la franquicia de distribución, el franquiciador fabrica y distribuye productos que el franquiciado vende en su establecimiento, sin que este participe en la producción. Ejemplos de ello serían Decathlon en artículos deportivos, o Carrefour Express en supermercados.

En caso de la franquicia de producción, el franquiciado produce los bienes que vende siguiendo los métodos, fórmulas y procesos del franquiciador. Es común en la industria alimentaria o manufacturera, como en el caso de Coca-Cola o Pan’s & Company.

Respecto a la franquicia de servicios, en lugar de productos físicos, el franquiciado ofrece servicios bajo la marca del franquiciador. Esto es común en sectores como la educación, salud, limpieza y otros servicios profesionales. Ejemplos:

Mail Boxes Etc. (servicios logísticos y de impresión), o Century 21 (inmobiliarias).

En cuanto a la franquicia industrial, el franquiciador concede la licencia para que el franquiciado fabrique productos con su marca y tecnología, y los venda o distribuya. Esta clase de franquicias es común en la industria automotriz y manufacturera, por ello sirven como ejemplo Michelin o Nissan.

Dejando de un lado la clasificación de las franquicias según su actividad, recordamos que estas también se pueden clasificar según la relación comercial, siendo el resultado de esta clasificación las franquicias individuales, máster, regional, de córner o “franquicia de rincón”, o franquicias de conversión.

Comenzando por el individual, este es el modelo más común, donde un franquiciado obtiene la licencia para abrir y operar una única unidad o establecimiento, siendo el franquiciado quien gestiona directamente esa unidad. Ejemplo de ello serían Burger King o Subway.

En el modelo de franquicia máster, el franquiciador otorga a un franquiciado (llamado máster franquiciado) los derechos exclusivos para explotar la franquicia en un área geográfica determinada (generalmente un país o una región grande). El máster franquiciado puede abrir sus propios establecimientos y subfranquiciar a otros.

Ejemplos: The Body Shop.

La franquicia regional es similar a la franquicia máster, pero a una escala más reducida. El franquiciado tiene los derechos para desarrollar una franquicia en una región específica dentro de un país y, a veces, puede subfranquiciar. Ejemplos: Telepizza o Dunkin’.

En el caso de la franquicia de córner o «franquicia de rincón», el franquiciado no necesita un local independiente, sino que se instala en una sección o «córner» dentro de otro establecimiento ya existente (como grandes almacenes o centros comerciales). Es común en el sector de la moda, cosmética o tecnología. Ejemplos: Sunglass Hut o Nespresso.

Por último, quedaría la franquicia de conversión, la cual implica que una empresa ya existente se convierta en franquiciada de una red, adoptando la marca, imagen y know-how del franquiciador. Esto suele pasar en empresas independientes que buscan beneficiarse del respaldo de una marca más grande. Ejemplos: RE/MAX o Interdomicilio.

6. Ventajas y desventajas de una franquicia

Las franquicias ofrecen una forma atractiva de emprender con un modelo probado, pero también implican ciertas restricciones.

Ventajas

  • Una de las principales ventajas es la reducción del riesgo, pues el franquiciado opera bajo un modelo de negocio probado, lo que disminuye el riesgo de fracaso en comparación con iniciar un negocio desde cero.
  • Por otro lado, usar una marca reconocida es muy beneficiosa para el franquiciado, pues ya tiene consolidada la atracción de clientes desde el principio.
  • Otra gran ventaja es el soporte y la capacitación, ya que las franquicias suelen ofrecer apoyo continuo en áreas clave como marketing, operaciones y administración, además de formación inicial y permanente al franquiciado.
  • A su vez, al pertenecer a una red más grande, los franquiciados pueden acceder a mejores condiciones en la compra de productos, insumos o servicio, también denominado como economías de escala.
  • La última ventaja destacable a analizar es el marketing centralizado, pues muchas franquicias manejan campañas de marketing y publicidad a nivel nacional o regional, lo que ahorra esfuerzos y costes al franquiciado.

 

Desventajas

  • La principal desventaja de las franquicias es la falta de autonomía. El franquiciado debe seguir las directrices y normas del franquiciador, limitando su capacidad para tomar decisiones independientes sobre productos, precios o estrategias de negocio.
  • Tampoco gozan de flexibilidad, el franquiciado no puede adaptarse fácilmente a las necesidades o preferencias locales, ya que, como hemos comentado previamente, debe seguir el modelo establecido por la franquicia.
  • A su vez, además de la inversión inicial, el franquiciado debe pagar regalías y otros costos continuos, lo que puede reducir su margen de ganancia.
  • Siguiendo la línea de las anteriores desventajas, continuamos con la dependencia del franquiciador. El éxito del negocio depende en gran medida del rendimiento de la franquicia en su conjunto, lo que significa que cualquier problema en la marca afectará a todos los franquiciados.
  • Por último, destacan los contratos rígidos. Los acuerdos de franquicia suelen tener condiciones estrictas que pueden ser difíciles de modificar o renegociar, lo que limita la posibilidad de cambios en la relación a largo plazo.

En resumen, mientras que una franquicia ofrece un camino más seguro para emprender, implica sacrificar autonomía y asumir compromisos financieros significativos.


Francisco Aranda Jiménez es el fundador de Afixcal, empresa creada en 2009. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, Francisco cuenta con una amplia experiencia en el campo de la asesoría fiscal y mercantil, después de más de 15 años asesorando a todo tipo de empresas.